miércoles, 12 de marzo de 2008

Laberintos





















Los laberintos son uno de esos temas que aparecen a lo largo de la historia de la humanidad sin que aparentemente tengan un sentido especial o decisivo en el devenir de nuestra existencia. Los primitivos los grababan en las paredes de las cuevas, los griegos dieron vida al laberinto por excelencia a través del mito del Minotauro, los masones dejaron su huella mediante la construcción de iglesias y catedrales, los príncipes y nobles materializaron esta idea en sus fastuosos jardines. Egipcios, mayas, civilizaciones mesopotámicas... un sinfín más de manifestaciones han surgido entorno a los dédalos. Físicamente un laberinto es un lugar en el que es fácil adentrarse, no así hallar la salida; como idea, contiene un amplísimo abanico de ellas: encierra búsqueda, recompensa -tesoro-, en unos casos representa el símbolo de vida, de muerte en otros; pero casi siempre indica duda, incertidumbre, posibilidad.






Cuando te has dejado impregnar por el concepto y la imagen de los laberintos, se abren ante tus ojos mil y una puerta en la que poderlos expresar plásticamente: un edificio, el plano de una ciudad, el trazado del metro, un circuito impreso, el disco duro de un ordenador, una mina, recintos defensivos..., todos ellos, producto de la actividad humana, bien sea por necesidad, como el caso de una red de carreteras, por capricho, caso de los jardines, o simbólicos como son los laberintos de las catedrales. También encontramos manifestaciones de esta índole en la naturaleza, se me ocurren las grutas formadas por corrientes de agua o movimientos sísmicos, de igual manera las construcciones de orden biológico: cerebros, sistemas nerviosos, sistemas vasculares... Otro tipo de laberintos "naturales" se pueden atribuir al trabajo de sociedades animales, y me refiero a hormigueros, termiteros y las madrigueras de ciertos mamíferos de pequeño tamaño.









Puesto que considero los laberintos como representaciones humanas, he utilizado como recurso expresivo elementos de fabricación como el trazado, bien sea una calle, un camino; en forma de escalera, y la puerta como símbolo de entrada o salida... ¿de qué y adónde conducen? A la imaginación de cada uno, puesto que el laberinto solo es una idea que pertenece a la esfera de lo privado, allí donde cada cual alberga, en su interior, el deseo que quiere ocultar. Solo en la pieza "La casa de Minos" he utilizado elementos simbólicos como la gruta y el cuerno, para despojar de rastros humanos el mito por excelencia.








Con respecto a "Árbol laberinto" y "La casa del árbol" propongo la visión de este ser como un laberinto de carácter natural; me gusta la idea de entrar por los ápices de las raíces, deambular por el interior del tronco y salir por las yemas de las ramas, ¿te imaginas? No menos laberíntica y real me parece la imagen de un árbol como lugar de vida de multitud de seres vivos: xilófagos, barrenadores, larvas de insectos, orugas, pájaros, roedores..., cada cual con su tipo casa, de vivienda, como si de una corrala de vecinos se tratase. En el fondo, un concepto, el del laberinto, que nos permite hacer volar la imaginación hasta donde nuestras neuronas nos lo permitan.











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