sábado, 29 de noviembre de 2008

Volver otra vez

Hace aproximadamente dos años, que deje la educación, y me centré en la escultura, al principio, no fue fácil ;echaba de menos el contacto con los chicos, las ilusiones humanas... aunque la creación y el trabajo con los árboles mitigaban esa ausencia. Durante este paréntesis, si algo he aprovechado ha sido el tiempo: he realizado dos exposiciones individuales, he participado en cuatro colectivas, he editado un par de catálogos, he presentado varios proyectos, a mi juicio interesantes, he participado en cuatro concursos y he realizado bastantes obras, amen de otras cosas que se me quedan en el tintero, asi es que si miro hacia atras no puedo dejar de sentirme satisfecho; pero también y fundamentalmente el tiempo en relación con mis hijos; he estado mucho más pegado a ellos, estoy viviendo su vida mucho más intensamente, y he descubierto, que son el amor de mi vida, que sus miradas, sus besos, sus abrazos, son la gasolina que me hace funcionar. He descubierto, lo que es el amor verdadero, aunque me asalte la duda, de si no sera un amor egoísta, pues como dice una compañera de otro blog, "sus sufrimientos son nuestros sufrimientos, y sus frustraciones son nuestras frustraciones"y esto es muy cierto, pero aun así, sigo pensando que es algo muy grande. También observo que las relaciones entre los sexos cruzados, es decir: madre -hijo y padre- hija, son muy especiales ,aunque ya se que no descubro nada nuevo, pero no es lo mismo leer a Freud que sentir esas relaciones en tus propias carnes.
En definitiva puedo decir que este tiempo ha resultado muy, pero que muy satisfactorio y considero que debe seguir siendo el modelo a seguir; no quiero pensar en el futuro, todo lo más, en el año que viene -que ya esta planificado- el resto ya se verá, quiero sacar el máximo provecho del presente, de estos momentos de los que sí tengo la certeza de que no volverán, saborear las cosas sin prisas y sin temor; por eso entre otras cosas vuelvo una temporada a la educación, esta vez con niños pequeños, de 0 a 5 años, como mi pequeña Gara, de la que tanto aprendo y vuelvo con muchas ganas de sentirme bien con ellos; también tengo la certeza, de que esta trilogía: hijos-escultura-educación son los caminos de mi vida.

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